martes, 10 de mayo de 2016

Siete características del culto —verdaderamente— pentecostal


Primera: el propósito principal de la manifestación multiforme del Espíritu en un culto colectivo es la edificación del pueblo de Dios (1 Corintios 14.4,5,12). ¿Risas interminables y supuestas caídas en el poder edifican en qué?

Segunda: la facultad del intelecto no debe ser despreciada en el culto donde el Espíritu Santo actúa (1 Corintios 14.15,20). Nadie genuinamente usado por el Espíritu Santo deja de raciocinar normalmente, en un culto colectivo a Dios. Esto, es claro, según la Palabra del Señor.

Tercera: un culto a Dios no debe llevar los incrédulos a pensar que los creyentes están locos (1 Corintios 14.23). ¿Qué piensan los incrédulos que asisten a “cultos” en los cuales la gente cae al suelo, riendo sin parar, gruñendo, ladrando, rugiendo, aullando y rodando unas sobre otras?

Cuarta: el culto colectivo a Dios debe tener orden y decencia; todo debe ocurrir a su tiempo: alabanzas, exposición de la Palabra, manifestaciones del Espíritu (1 Corintios 14.26-28,40). ¿Un culto que no tiene orden ni decoro es dirigido por el Espíritu?

Quinta: en el culto genuinamente pentecostal debe haber juzgamiento, discernimiento, a fin de evitarse las falsificaciones (1 Corintios 2.15; 14.29; 1 Juan 4.1).

Sexta: haya vista el espíritu del profeta estar sujeto al propio profeta, es inadmisible que acontezcan manifestaciones consideradas del Espíritu Santo donde la gente pierda la cabeza, quedando fuera de sí (1 Corintios 14.32). El Dios que se manifiesta en el culto colectivo no es Dios de confusión, sino de paz (v. 33). Cuando un “predicador” derriba personas que en búsqueda de bendiciones con golpes de su “ropa mágica”, además de la confusión que se instala en el “culto”, esta actitud no es nada pacificadora. Y quien recibe la gloria, inductivamente, es el propio showman.

Séptima: si alguien piensa ser profeta o espiritual, debe reconocer los mandamientos del Señor (1 Corintios 14.37). ¿El lector está dispuesto a someterse a los mandamientos del Señor? ¿O es alguien que, irresponsablemente, dice: “No podemos poner Dios en una cajita, pues Él siempre hace cosa nueva”? Por supuesto, ¿para qué sirve la Biblia, para nada? ¿No es ella la nuestra fuente máxima de autoridad? ¿Perdieron las Escrituras la primacía? ¿No son ella la nuestra regla de fe, de práctica y de vida? ¿Gálatas 1.8 perdió su validad? No nos engañemos. El verdadero avivamiento solo ocurre cuando hay sumisión a la Palabra de Dios y al Dios de la Palabra.

Ciro Sanches Zibordi

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